viernes, 3 de septiembre de 2010

La construcción de la realidad social de John R. Searle III

Los alumnos de Antoni Domènech y de Daniel Raventós se estarán frotando las manos, especialmente los que cursen la asignatura optativa de Sociología del conocimiento. Espero que mi pequeño esfuerzo les ayude para comprender a Searle. Ayer escribí en este post sobre las diferencias entre los rasgos intrínsecos y los rasgos relativos. Hoy, sin embargo, nos toca dejar claro en qué consiste la asignación de función, la intencionalidad colectiva y las reglas constitutivas.





El ser humano tiene la capacidad de asignar funciones a los objetos. Es tan simple como asignar la función de pisapapeles a una piedra o asignar la función de dinero a un papel. Sillas, mesas, coches, cafeteras, matrimonio, cerillas y un largo etc., son elementos a los que el hombre les ha dado una función gracias a un acto de intencionalidad colectiva.
Como Searle afirma:

“Las funciones nunca son intrínsecas a la física de ningún fenómeno, sino que son externamente asignadas por observadores y usuarios conscientes. En una palabra: las funciones no son intrínsecas sino relativas al observador.

Planteado así parece fácil, pero ¿y si planteamos un objeto cuya función no viene determinada por el consenso humano qué pasa? Un corazón bombea sangre por nuestro cuerpo. La función del corazón es evidente: bombear. Pero no es una función relativa al observador, sino intrínseca a la naturaleza misma. Al igual que el corazón, en la naturaleza observamos hechos que plantean cierta causalidad y son independientes a lo que podamos querer o esperar de ellos.

Searle, consciente de este hecho plantea la existencia de dos tipos de funciones, las funciones agentivas y las funciones no agentivas.

Las funciones no agentivas son aquellas que:

“Podemos descubrir la ocurrencia natural de tales funciones independientemente de las intenciones prácticas y de las actividades de los agentes humanos.”

En cambio, las funciones agentivas son aquellas que:

“Necesitan para mantenerse el concurso de una continuada intencionalidad por parte de los usuarios.”

Dicho de manera resumida, las funciones agentivas son aquellas que mediante consenso asignamos a los objetos y que son impuestas, mientras que las funciones no agentivas funcionan de manera independiente a nuestro conocimiento y se dan de manera natural.

Pero dentro de las funciones agentivas hay otra clase de función. A veces la función de un elemento es la de representar, simbolizar, valer por o significar una u otra cosa, como por ejemplo los símbolos o el lenguaje.  Esta es la llamada función de intencionalidad.  Searle pone este ejemplo:

“Los tipos de significado más famosos se hallan, evidentemente, en el lenguaje. Haciendo uso del lenguaje imponemos una función específica (a saber: la de representar) a marcas y sonidos.”

Si yo enuncio “el césped de mi jardín es verde” o “el café es negro y amargo” la función de mi enunciado es la de representar el estado de que el césped es verde y que el café en negro y amargo.

Lista la definición de las funciones debemos dar el siguiente paso y describir la intencionalidad colectiva. Las personas vivimos en sociedad y participamos en muchos rituales, eventos, y actos que podemos llamar hechos sociales. Los hechos sociales surgen gracias a la intencionalidad colectiva. La intencionalidad colectiva es un sentido del hacer, desear o creer algo juntos. Es un elemento que permite las prácticas sociales, las convenciones, las reglas y los comportamientos colectivos. Cuando dos personas juegan a una partida de ajedrez siguen unas reglas, usan un determinado tablero y utilizan unas piezas concretas. En la intención colectiva de jugar al ajedrez los dos jugadores tendrán el deseo de usar esas reglas, ese tablero y mover un tipo de piezas. Si no hubiera esa “cooperación” no se podría jugar al ajedrez. Esto es válido para una reunión, unas elecciones, un bautizo o la celebración de un cumpleaños. Un individuo realiza su acción en función a que es parte de un hacer algo colectivo. Searle usa estos ejemplos:

“Si soy un jugador de línea ofensivo en un partido de fútbol americano, puedo bloquear la terminal defensiva, pero la bloqueo sólo en tanto que parte de nuestra ejecución de una jugada de pase. Si soy violinista en una orquesta, toco mi parte en nuestra ejecución de la sinfonía.”

De la intencionalidad colectiva surgen los hechos sociales, como ya hemos mencionado antes. Pero dentro de los hechos sociales hay un tipo de hechos que están relacionados con las instituciones humanas: los hechos institucionales.

La Tierra va a estar ahí sin importar
que existamos o no, que la enunciemos
 o que nos olvidemos de ella.
Es un hecho bruto.
Antes de aclarar qué es un hecho institucional Searle distingue otro tipo de hecho más: el hecho bruto. Los hechos brutos existen con independencia de las instituciones humanas. El enunciado de que la Tierra gira en torno al Sol es un hecho bruto, así como los fenómenos físicos y biológicos. Es así independientemente de que existamos o no. Ahora, para poder enunciar este hecho necesitamos un hecho institucional que es el lenguaje. Sin el lenguaje no podríamos emitir dicho enunciado.

Por tanto un hecho bruto existe al margen de nuestra existencia. Son independientes a nosotros y a los hechos institucionales. En cambio un hecho institucional es creado por nosotros y depende de nosotros, como el lenguaje.

Para complicar un poco la cuestión de los hechos institucionales debemos hacer mención a dos tipos de reglas. Las reglas regulativas, que son aquellas que regulan actividades previamente existentes. La conducción es ejemplo ya que ésta puede existir sin necesidad de reglas, simplemente se han creado para facilitar el tráfico.

Las reglas constitutivas dan la posibilidad de jugar
 al ajedrez. Son las que crean el juego.
Las reglas constitutivas que son aquellas reglas crean la posibilidad misma de dar a lugar determinada actividad. Por ejemplo el ajedrez ya que las mismas reglas son las que posibilitan la existencia del juego, si no se siguen entonces no se está jugando al ajedrez. Lo mismo ocurre con el lenguaje.

Los hechos institucionales son ejemplo de reglas constitutivas. El lenguaje está formado por reglas constitutivas, reglas que crean la posibilidad del lenguaje.

Bien, para concluir el tema, hemos aclarado lo que son las funciones agentivas y no agentivas. Hemos hecho una breve descripción sobre lo qué es la intencionalidad colectiva y como de ella se derivan los hechos sociales. De los hechos sociales observamos que existen unas reglas constitutivas que originan uno de los conceptos más importantes de Searle y que trataremos el próximo día: Los hechos institucionales y su creación.



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