sábado, 30 de octubre de 2010

La reforma de las pensiones en Francia

Hoy leo en El País que el sistema social francés está fallando, consecuencia de la implacable crisis. La seguridad social francesa, las pensiones, las ayudas familiares, subvenciones, apoyos económicos a la dependencia, están financiados por el estado. Sólo en jubilaciones se gasta un 12,5% del PIB superando a España por cuatro puntos. Según los expertos, el gasto público social está generando un importante déficit y se debe reformar el modelo social francés o el país quedará roto en pedazos, según los agoreros.

Manifestación contra la reforma de las pensiones

El leitmotiv de este discurso se centra sobre todo en qué hacer con las pensiones. Cada vez hay más personas que cobran la pensión, una pensión que supone mucho gasto público. Si observamos la indicadores demográficos la esperanza de vida aumenta y la población mayor de 65 años, a su vez, también aumenta. La edad de incorporación al mercado de trabajo también ha cambiado en estos años en Francia siendo ahora a los 25 años en lugar de los 18, como antiguamente. Esto tiene una razón fundamental y es que ahora los jóvenes invierten en formación universitaria con el coste de tiempo que ello conlleva. Los ciudadanos franceses cotizan una media de 37 años y medio, sin contar a las mujeres que cotizan menos, para recibir una pensión completa. La reforma francesa se centra en elevar la edad de jubilación. La jubilación en Francia es a los 60 y 62 años para tener derecho a pensión y 65 y 67 para cobrar el máximo. Francia quiere cambiar la edad de jubilación para todos siguiendo la lógica de “si vives más trabajas más” elevando el número de años que un ciudadano debe contribuir a 41 años y medio. 

No cabe duda en decir que todo estos argumentos son falaciosos:
a)      El aumento de la esperanza de vida no significa que las personas “vivan más” sino que la mortalidad infantil se reduce cada día más. Si Juan vive 80 años y Pedro vive 0 años (lo siento Pedro) la esperanza de vida total es de 40 años. [((80+0)/2)=40]. Si Juan vive 80 años y Antonio vive 30 (te dije que te pusieras el casco) la esperanza de vida es de 55. [((80+30)/2)=55]. No quiero negar que los ancianos cada vez sobreviven más sino constatar el muy importante hecho de que cada vez mueren menos niños con las repercusiones que tiene en las esperanzas de vida.

b)      Tener una esperanza de vida mayor no significa que tu salud sea la de un muchacho de 20 años. Elevar la jubilación a un catedrático universitario puede estar muy bien pues es una profesión que no requiere un esfuerzo físico y un estado de salud de hierro. Elevar la edad de jubilación de un minero es, en pocas palabras, una desgracia para el minero. Y sobre este tema hay que añadir una serie de cosas como que hay una esperanza de vida distinta según la profesión que tengas: un catedrático vive más años que no un minero, debido al desgaste físico y en salud que no tiene el docente. Si no os sirve el ejemplo pensad que trabajo es más sufrido y agotador, el de un obrero o el de un banquero.

En este sentido debemos concluir que el aumento de la esperanza de vida no implica que las personas vivan más. El aumento de la edad de jubilación sólo beneficiará a unos pocos sectores sociales, normalmente los que tienen una posición acomodada, y creará una nueva brecha social con el sector trabajador de la población que trabajará más con un peor estado de salud.

Según los “expertos” si la población que cobra pensiones crece habrán  menos contribuyentes y eso supondrá la quiebra del estado del bienestar. Estos “expertos” hacen malabarismos con los números dándonos a entender que en unos años el sistema de pensiones colapsará. Y si bien es posible que se reducirá probablemente el número de contribuyentes estos “expertos” no hablan, sin embargo, de que la productividad de los contribuyentes será mayor, como lo ha sido desde siempre, y que gracias a esa productividad mayor se puede financiar las pensiones. Vicenç Navarro trata el tema aquí con mucha más elegancia que yo.

Pero el problema es en realidad otro: la creación de empleo. Con la excusa de la crisis se está incidiendo en los estados para reducir el gasto público social asegurando que eso ayudará a salir del barrizal económico en el que se han metido. Pero del empleo poco se está hablando (bueno sí, de su destrucción). El modelo social funciona en la medida en que la población tiene empleo. Si un país no crea riqueza el estado del bienestar se resiente. Ahora, si hay crisis, la solución no es adelgazar el estado del bienestar. Eso comporta un aumento de las desigualdades sociales y también un descenso de los niveles de consumo. Los ricos serán más ricos, los pobres más pobres, y encima no habrá estímulo económico alguno que permita salir del agujero. El estado debe amparar a sus ciudadanos y ofrecer protección, sobre todo en momentos difíciles, y para ello su función es evitar que la brecha social se haga más grande y ponga a su vez políticas de generación de empleo. El problema no es que haya un gasto público elevado sino que no hay empleo.

Además, resulta ocurrente que en medio de una crisis generada por una economía capitalista salgan beneficiados los mismos que han creado las crisis. Como podemos leer en El País:

            "Según datos recientes de la revista Challenges, la familia de Lilian Bettencourt, número uno mundial de los cosméticos (L’ Oréal), ha pasado de una fortuna de 10.073 millones el año pasado a 14.449 millones en 2010". 
 "Bernard Arnault, ha atravesado estupendamente la crisis y ahora su fortuna, estimada en 14.584 millones de euros en 2009, aumenta hasta los 22.760 millones". 
“Desde hace 10 años, la riqueza de los más ricos ha explotado, literalmente, mientras los ingresos medios se estancaban".


Queda claro que la crisis no la pagan los ricos. Una nueva reducción de las prestaciones sociales, tanto en Francia como en el resto de países de Europa, sólo va a perjudicar a los mismos de siempre: a la clase trabajadora.

La economía francesa crece poco y no crea empleo. Esa es la razón a la que debe ceñirse no sólo Francia sino el resto de estados si quieren salir de la crisis con una sociedad fuerte. Las recetas que promulgan adelgazar el estado del bienestar señalando que éste es costoso (que no lo es tanto) son como quitarle el agua a un sediento. Alargar la edad de jubilación no va a solucionar nada, va a crear nuevos problemas y es por ello que la sociedad francesa se manifiesta. Así que, considerando todo lo dicho, doy mi apoyo a los vecinos del otro lado de los Pirineos.

1 comentario:

  1. Hay tantas cosas que vemos desde la clase social trabajadora que des de los altos cargos no se ven...
    Yo ya se lo dije ayer a una señora que venía en el bus conmigo (que la conozco de hace muchos años): metería a todos los altos cargos en un trabajo de 8 horas en horario partido (que es el que más jode), cobrando 1000 euros y un alquiler de un piso de 900 euros, obligándoles a compartir piso, a ver qué hacían.
    Ella me propuso otra opción: Tener el piso pagado y cobrando la pensión mínima, a ver como pagaban las facturas y la comida.
    Y así, que se estuvieran 3 meses, sin la ayuda de nadie, a ver si así se dan cuenta de lo que vivimos la gente que no tenemos grandes fortunas.

    ResponderEliminar